Derribando el puente

La actualidad nos cuenta que los militares van a abandonar los cuarteles de Loiola. Se mudan al otro lado del Urumea. Con ello en las crónicas viene la recalificación de los terrenos, proyectos urbanísticos y esos menesteres al uso. Aparecen los tres últimos alcaldes de la ciudad en televisión…”derribar el puente por su efecto embudo”…EL PUENTE.

Es martes, 28 de julio de 1936, después de durísimos combates por toda la ciudad a los golpistas sólo les queda el acuartelamiento de Loiola. Los militares atemorizados con lxs milicianxs  piden rendirse ante una autoridad oficial. La rendición se formaliza en el puente. Acuden Miguel Amilibia (PSOE), Manuel Irujo, Rafael Pikabea, José María Lasarte y Juan Antonio Irazusta (PNV) por parte de la Junta de Autoridades. También están presentes Jesús Larrañaga (PCE) y el comandante Augusto Pérez Garmendia.

Los banderines de combate y las banderas incautadas al enemigo fueron expuestos en el balcón principal de la Diputación.

El pueblo derrotó al fascismo en Donostia. El pueblo fue protagonista indiscutible en ese combate. Y este hecho, esta gesta, tiene un simbolismo descomunal, tanto es así que los ladrones de sueños han hecho todo lo que está en su mano para inyectar la niebla de la amnesia. Apenas nadie lo sabe o lo recuerda.

No venimos a discutir los aspectos técnicos del derribo del puente o su mejora para la zona pero otra vez, como en Polloe, cometeis la infamia. Poned, malditos, allí un monumento que lo conmemore si tanto decís representar al pueblo. Una placa de las que tanto os gusta poner en otras ocasiones.

Y este blog no sería lo que es sin dinamitar algo más. Vamos con la doble ración de infamia.

Batallón de Ingenieros, Loiola, años 90, a la entrada un mural. “El enemigo está dentro, disparad sobre nosotros”. Último mensaje del coronel Pinilla, en Gijón, al crucero Cervera en 1936. Hablan entre fascistas. El honor.

Aparte de lo escandaloso que esté ahí esa cita, “en vuestra consolidada democracia”, no fue el libro de estilo fascista. En Loiola no, desde luego. Los días posteriores al 18 de julio de 1936 fuisteis llevando detenidos civiles para utilizarlos como escudos humanos en los cuarteles. En el Hotel Maria Cristina los atasteis a la valla exterior muriendo muchos de ellos en los combates. No os sirvió. Os derrotó el pueblo. Eso debería estar en vuestros murales para que lo recordéis. Nosotrxs lo hacemos.

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